MANIFIESTO COMUNALISTA

En este engendro leviatánico que de merodearnos está pasando a poseernos, estad seguros de que algunos conseguiremos pese a todo habitar, ni sustento ni contento nos han de faltar; pero muchos de vosotros que odiáis sin sopesar y decís sin hacer, seréis engullidos por la feroz indiferencia de aquellos a quienes no supisteis temer y dejasteis disponer. El liberalismo siempre veneró a este Leviatán pero sólo ahora que el mundo se ha quedado pequeño invocan sin reparos a la bestia informe que en su desafuero interno es. Y es el hijo necio del liberalismo, el neoliberalismo, el que pretende dar suelta a todas las furias movido por un destello que no es precisamente el de la inteligencia. Entonces tal vez queráis volver atrás y entenderos con quienes iban en vuestra dirección aunque de otra guisa, y sintáis no haber llegado al lugar del que tan cerca estuvisteis, porque quisisteis llegar a ese otro de cuya habitabilidad ni siquiera estáis seguros. Pero esa suerte de vuelta atrás no existe, sólo ésta que al parecer estáis resignados a que os hagan dar. El mundo puede antojarse dividido entre los que quieren llegar a Utopía y los que quieren conquistar El Dorado, pero hay muchas personas que sospechan que Utopía y El Dorado son el mismo lugar y que es preciso ocuparlo e intentar que el primero no se edifique sobre el segundo y que el segundo no se extravíe por los vericuetos del laberinto de la insatisfacción humana. Es o eso o precipitar el salto y romper con todo para empezar de cero, pero una post-historia de superlobos y corderuelos, no!


@Gadabarthes

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