#Desahucios


Recopilación de microrrelatos tuiteros que evocan estados emocionales en torno al drama de los desahuciados. Están basados unos en situaciones reales aparecidas en los medios de comunicación y otros en sentimientos íntimos resultado de la empatía con las víctimas. Tuiteados en apoyo y homenaje de la Iniciativa Legislativa Popular presentada por la plataforma antidesahucios (Plataforma de Afectados por la Hipoteca).

  • Se levantó de la cama, se aseó y vistió, y salió a buscar trabajo sin desayunar. Cuando volvió por la noche, desayunó y se acostó.
  • La luz penetró por una rendija y proyectó una fantasmagoría sobre la pared desnuda. Era como si la familia todavía viviese ahí.
  • Mientras arreglaban la chabola, los niños jugaban en los desagües. En su antigua casa el banco puso un hermoso candado.
  • En los tres que seguían habitados no se oía nada. En los siete restantes se escuchaban risas y ruidos fantasmales.
  • Chirrió el ascensor y se oyó la alerta. No era la notificación. Dejaron descansar a la anciana y repasaron los turnos de guardia.
  • Por el balcón entraron a la vivienda precintada. En la alacena estaba la caja con las fotos. Se la bajaron y ella acertó a sonreír
  • Arrastrando los pies llegaron al arrabal. La chiquillería se arremolinó. En el reparto hubo pizza, embutidos, bollería y zumos de contenedor.
  • El consejo de dirección discutía. En la última subasta sólo habían colocado tres fincas urbanas. Pasaron a otro punto del orden del día.
  • Era el único que quedaba en el bloque. Creía en la necesidad de un sistema financiero solvente. Resbaló y cayó por las escaleras
  • No sabía quién era ni dónde estaba. La familiaridad del entorno era su única luz. La echaron. Una lágrima es todo lo que opuso.
  • El político se puso en la cola del paro - ¿esperas encontrar trabajo? - No, espero encontrarme a mí mismo.
  • El jilguero huido volvió y se posó en el ficus, seco como todas las macetas. El polvo le irritaba la siringe. Se cagó y se fue.
  • La tarjeta estaba anulada. Le hicieron fregar platos y vomitar la comida. Luego lo echaron a patadas y le giraron la factura.
  • Le quitaron su casa y la de sus padres, no la deuda. El banco les exigió un domicilio postal para notificar los pagos pendientes.
  • Pasaba a veces por su antigua casa. Los vecinos salían a abrazarla. Pasaba a veces por su antiguo banco. El director la miraba con recelo.
  • Roncos, aturdidos, sangrando algunos tras la carga, se abrazaban emocionados. Habían logrado todo un mes de aplazamiento. Esperarían.
  • El banquero recibió el riñón que necesitaba. Casualmente supo que la persona a desahuciar había sido el donante. Mala suerte! dijo.
  • El terror posescraches les agarrotaba el dedo de pulsar. La flema del jefe les infundió valor. Recibieron la señal y cumplieron con su botón.
  • El periodista vivió con ellos la crudeza del lanzamiento. Quiso acompañarles en la travesía del subumundo. Esa noche murió de pena.
  • La empresa recogía la comida de los contenedores. Las papillas nutritivas se vendían en un chiringuito del arrabal.
  • Nadie los vio salir la noche antes del desahucio. Nadie sabe qué fue de ellos.
  • Varios vecinos coincidieron en el arrabal. Los recuerdos compartidos apuntalaban un mundo en ruinas. Con el tiempo nada fue de nadie.