Darwinismo social y neoliberalismo: Seudociencia y seudoconciencia

El nuevo orden socio-económico denominado neoliberalismo, neoconservadurismo o anarcocapitalismo introduce ideas y principios ausentes en el liberalismo clásico, tales como el principio de subsidiariedad del Estado, experimentado por los ordoliberales alemanes en la posguerra y al que atribuyen el denominado "Milagro alemán", y el monetarismo de la Escuela de Chicago, contrarios a las políticas de intervención económica. Todo ello ha cuajado en una especie de deriva filosófica trufada de planteamientos seudocientíficos incorporados desde las distintas ciencias, las naturales entre ellas, y ha acabado en una especie de refrito de darwinismo social y liberalismo, casi exclusivamente centrado en el interés particular como motor de cambio y desarrollo.


El darwinismo social reformula ideas de la selección natural y la evolución biológica y las aplica a las sociedades humanas. Sus defensores se inclinan hacia una "renaturalización", aunque artificiosa, de las condiciones sociales y esto provoca un rápido deterioro de la clase trabajadora, un creciente abismo entre ricos y pobres, y una degradación de las condiciones de vida en las ciudades industriales y postindustriales. Para los darwinistas sociales la existencia social consiste en una pugna centrada en la competencia entre individuos poseedores de distintas aptitudes naturales. En esencia, los más capacitados habrán de tener éxito, siendo cada vez más fuertes y sanos, en tanto que quienes adolecen de una deficiente autodisciplina y/o inteligencia se verán abocados a la pobreza. Por tanto, las penalidades por las que se les critica son para ellos un exponente de que la sociedad está funcionando como debe. El gobierno no debería interferir para mejorar tales condiciones porque esto sólamente ocasionaría una preservación de cualidades "inferiores" penalizando a quienes poseyesen las mejores. Bajo estos supuestos, la evolución social será servida de modo más adecuado mediante un Estado mínimo. El darwinismo social elimina cualquier sentido de obligación moral hacia los pobres o, virtualmente, hacia cualquiera ajeno a la propia familia.

El darwinismo social goza de un gran predicamento a pesar de sus innumerables inconsistencias, baste un par de ellas para ilustrarlo:
  • No es capaz de conceptualizar la dinámica estructural del proceso de industrialización. Temas tales como la emergencia de nuevas clases sociales o la tendencia hacia la concentración económica y la limitación de la competencia no pueden ser tenidas en cuenta bajo la óptica del darwinismo social. Esta ceguera no es accidental; dar preemiencia a los factores estructurales devaluaría el énfasis del darwinismo social en las cualidades y la acción indivuduales como causas de las condiciones sociales de vida y en la exclusiva responsabilidad individual.
  • En segundo lugar, las sociedades humanas se han desarrollado -para bien y para mal- aplicando el ingenio humano al diseño de herramientas y de medios de organizar el trabajo y la acción concertada en general. De ahí que las sociedades humanas no sean "naturales". De hecho, Locke, considerado el precursor del liberalismo, arguía que los gobiernos humanos no eran una tendencia natural sino consecuencias convencionales. Si las economías, tecnologías e instituciones de las sociedades humanas son producto de ingenio humano, entonces deberíamos prestar atención a los propósitos humanos que sirven y no engañarnos con la pretensión de que fuesen obra de la naturaleza salvaje.
En palabras de Milan Kundera: "La era moderna es el puente entre el reino de la fe irracional y el reino de lo irracional en un mundo sin fe. La figura que aparece al final de ese puente es...el asesino gozoso, libre de culpa."